jueves, 12 de agosto de 2010

Granadas y batallas

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Este texto tiene un montón de cosas que no soporto, pero tenía 12 años y entonces me gustó mucho... Así que de todas maneras lo publicaré
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Yo no aceptaré mas que eso. No afrontaré ni el dolor ni los gritos. Ni nada, aunque me ahogue en mi propia sangre. Me cosí los ojos y no veré más. Soy un maniquí empaquetado. ¿No ha llegado aún el momento de abrir los ojos a las hadas? No llegará con ese estruendo, ni con ese balazo ¿Tendrán la decencia de echarme a un lago o cavarán un cráter para mí? Ya no tengo sueños decentes, sólo murmullos de sangre y sueños de carroña. Me amarran mis brazos de goma y mis párpados siguen mirando al frente. Hay un hueco en mi cara pero no caben emociones. Maldicen y patean mi ambiente y mis flores regadas para conmemorar mi muerte. Sus cuerpos vuelan y se mecen con la brisa. Tal vez yo esté cayendo. Mis ojos ¡No veo! Quedo tirada. Mi género y mi esponja siguen bien. Las células van y vienen, pero están ahí.

"¡Sacrilegio!"

-¡No! ¡No estoy muerta!

"No es posible..."

-¡Oiga mi corazón! ¡Aún pueden liquidar sus sueños!

Y se sacan los sombreros.

Desisto y entonces escuchan mis remendaduras.

¿Sentirán pena por mis ojos cosidos o mi boca muda? Nah, son incomprensibles.

Sigue el movimiento de polvo, casas y cenizas. El fuego impasible a cenizas, rescoldos y escorias ¿Oirán las súplicas de mi risa nerviosa? ¿Por qué estará todo tan desordenado? Ah, claro, es que no me dejan agonizar en paz. Si la penumbra se fuera... Oscuridad o luz, no me importa, pero no me gusta el punto medio. ¡Ah, si! Ahí están las estrellas.

Mantendré los ojos cerrados por el hilo desgastado para siempre... Y no morir más. Me voy con las estrellas.

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