Mi cerebro chispea, mis pensamientos se revuelven como en la centrífuga, cada vez más rápido, hasta que ya no se distinguen. Saltan y rebotan las chispas de ideas inútiles, irrealizadas. Mi cuerpo tiembla, a contrapunto con el bamboleo enfermo de mi cabeza. Hay un ruido ahí adentro, que llena e intranquiliza. Hay un mundo de sonrisas ahí afuera, que simplemente me mata.
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